¿Qué hace un alcalde?
URIEL ÁNGEL PÉREZ MÁRQUEZ. SOCIO FUNDADOR. DOCENTE UNIVERSITARIO. TWITTER @CATAROATENTO
En el marco de esta nueva versión de la fiesta de la democracia y, con el fin de promover el voto informado, empoderar a la ciudadanía y propiciar una participación más activa, se propone un breve repaso por las principales figuras de autoridad transitoria que para estas fechas buscan ser conquistadas por un rosario de candidatos, quienes se encuentran seduciendo a la población con el fin de obtener su apoyo en la urnas.
Para el caso del alcalde, tenemos que es el jefe del municipio y es su representante legal. Es decir, es quien toma decisiones y quien está llamado principalmente a fijar la ruta de navegación por cuatro años. Eso implica utilizar las herramientas legales para mantener el orden y la tranquilidad. Por ser la primera autoridad de policía, el alcalde debe saber interactuar con los representantes de la fuerza pública, lo que implica una articulación real para poder reducir los hechos de violencia en el territorio y la delincuencia, en general. Así que, si dentro del abanico de candidatos que esperan gerenciar desde la Plaza de la Aduana, no hay propuestas en este sentido, es una verdadera red flag (bandera roja o señal de alarma) que debe ser tenida en cuenta por los electores.
Otra importante función del futuro alcalde es la gestión administrativa, presupuestal y financiera del distrito. Esto quiere decir que si un candidato vende la idea de “ahorrar dinero”, dejando de contratar bienes y servicios necesarios y que buscan atender a los habitantes, con el argumento de evitar la corrupción, pues es otra clara señal de alarma que indica que esa no es la vía que impone la Constitución y la ley.
La organización del presupuesto exige la participación del Concejo, ya que es esta corporación la encargada de aprobar los proyectos de acuerdo que no son nada distinto a las buenas intenciones y propuestas que el alcalde quiere ejecutar, para el cumplimiento del bien general, razón por la cual es fundamental que el próximo alcalde entienda eso y no permita que situaciones personales o ideológicas afecten las dinámicas del ejercicio de la autoridad. Si hay un aspirante que no tenga claro esto, no sería sano apoyarle.
Una función que es vital y que además se requiere con urgencia para el caso de Cartagena, es la de crear, suprimir o fusionar los empleos de sus dependencias. Los electores deben saber que esa queja generalizada que se tiene sobre la lentitud o la inoperancia de la entidades públicas o el exceso de trámites se puede resolver si el alcalde cumple con esta función. Pero esto no se puede confundir con aquel discurso más populista que real, que hay que cerrar todas esas dependencias o que hay que echar a todos los funcionarios. Si algún candidato o candidata les está ofreciendo eso, desafortunadamente, por ahí no es.